viernes, 18 de abril de 2008

esa noche


(Hace pila que escribí este cuento y nunca lo publiqué! Acá va)

Le tocaba cerrar, como tantas otras noches. Cerrar la caja, decirle al último cliente (siempre el mismo, jugando un serio con su vaso) que ya era hora de irse. Cosas que si quisiera contarlas, no podría, de tan automáticas que se habían vuelto. Salir, despedirse del dueño, que ni la miraba, despedirse de Brian, el security, su amigo, que le ofrecería acompañarla como siempre; y como siempre, decirle que no, que volviera a su casa, que descansara, que buenas noches, aunque lo que más quería era tenerlo a su lado hasta que cerraba la puerta de su casa y prendía las luces. Tenerlo a su lado y evitar la caminata solitaria atravesando la ciudad, una ciudad que ni siquiera entendía su idioma, poblada de sombras.

Sombras que acechaban a su paso, y el corazón en la boca.

Salió, se cerró el abrigo. Todavía no nevaba, pero hacía mucho frío. No tenía mucho con qué protegerse.

Caminar a través de las calles oscuras, feas, llenas de paredes inhóspitas, como paredones grises, manchas que parecían de ejecuciones. Caminar, rápido pero no demasiado, pretendiéndose indiferente…

Las sombras se mueven a su alrededor. No las ve; las sombras nunca muestran su cara.

Pero su estado de alerta es pura sobrevivencia; hace tiempo que está cansada de esta carrera. Caminar treinta cuadras, en el frío, porque no puede pagarse un taxi y el ómnibus tarda demasiado, para llegar a un apartamento que no es suyo y apenas puede mantener; llegar, respirar con normalidad una vez más, sólo para comprobar que sus sueños rotos y su cámara de fotos siguen allí. Nadie los robó. Nadie lo hará tampoco, no valen nada, sólo para ella. Para comprobar una vez más que se equivocó de camino, y terminó asfixiada por una ciudad monstruo, que ata a la gente a cosas que nunca quiso ser.

Dos cuadras van, y está a punto de rendirse, cada vez le cuesta más. Las sombras lo saben. Se arremolinan a su alrededor, dispuestas…

Una figura se mueve, ligeramente tambaleante, delante de ella. Otra sombra, seguramente; enlentece su marcha, no la quiere cruzar.

Un auto viene de frente, iluminando levemente la calle por un instante. La figura se hace reconocible. Es el último de siempre. Ella sonríe a su pesar. Por lo menos, es una sombra conocida. Es inofensiva. Lo sabe, aunque no sepa ni su nombre. Lo sabe porque en un bar como el suyo (el suyo, que esperanza) se saben esas cosas.

Llega a su lado antes de darse cuenta. Le sonríe.

Él le sonríe a su vez. Le dice “hola” en su idioma.

La sorpresa la hace callar. Le responde, también en su idioma, pensativa…

El le pregunta si quiere que la acompañe. Le dice que no estaba seguro si le entendería, pero quiso probar. Una vez, le pareció…

La pregunta es inevitable. “De donde…”

“De…”

“De allí vengo yo”.

Cada uno calla sus pensamientos; saborean el encuentro. Es raro. En esta ciudad se encuentra uno en esta situación muy seguido; está llena de extranjeros, todos en los mismos barrios. Pero esta vez es diferente. Siempre allí, uno frente a otro, y sin embargo…

Sin embargo cada uno en la suya, hablando solos.

Descubren que vivían muy cerca, y que los lugares, los recuerdos, son parecidos. Que vinieron con bolsos y valijas cargados de esperanzas, de ser independientes, de encontrar cosas nuevas, de cambiar; y la ciudad se encargó de destrozarlos, de a uno, hasta que sólo quedan los que hacen llorar en la noche…

Hablan poco; cada uno disfruta este tiempo a su manera, pero por alguna extraña, mágica razón, se mezclan los pensamientos.

Un café es inevitable; sobre todo para él, que aún se tambalea. Encuentran un lugar, que en su lugar, el lugar que dejaron, sería un supermercado. No importa que sea acá; ellos se transportaron, la ciudad los ha dejado ir por unos segundos. Ríen como niños, hacen los chistes que se tuvieron que guardar porque no había nadie para escucharlos. Comparan cada pequeño detalle como si recién hubieran llegado y así es: redescubren la ciudad que ya habían empezado a dejar a sus espaldas, fuera de sus mentes…

La conversación empieza tímida pero se hace cada vez más fluida; a veces hablan solos, uno frente a otro, pero a veces juntos, entrelazando recuerdos… Al fin, alguien con quien hablar. Alguien que entiende lo que dicen. Por un momento han vuelto a otras tierras, ni mejores ni peores, pero suyas, y no les importa los apartamentos, fríos y ajenos, que los esperan…

16 comentarios:

fede_buho77 dijo...

Mala fama

Todos se miraban en el bar,
nadie sabe donde está,
el Fulano está al caer.
Nadie para de beber,
nadie sabe consolar
el llanto de una mujer.

El silencio es total.
En algún lugar un disparo sonó
y empezaron a correr.
Y empezaron a correr
…Por una mujer.

Ella quiere creer
que el Mala Fama
y no puede correr.

El silencio es total.
En algún lugar un disparo sonó
y empezaron a correr.
Y empezaron a correr
…Por una mujer.

CADAVERES ILUSTRES

salu lara, en estado de conservacion pero visitando, de a poco....ya estaremos en la vuelta de nuevo....

Cece dijo...

muy lindo, con tiempo voy a seguir leyendo más...

saludos!

Verónica Medina dijo...

Esta muy bueno el texto Lara que bueno que lo publicaras.
Acá esas sombras son sombras de humo porque hace tres días que estamos tapados de humo.
Resulta que a algun vivo Arg, se le ocurrió prender fuego unos pastisales y todo el vientito se trajo el humo para Colonia.
Entonces vemos ojos rojos, gente con irritación en las vías respiratorias, y sobre todo gente puteanod jejeje.

Unknown dijo...

Para comprobar una vez más que se equivocó de camino, y terminó asfixiada por una ciudad monstruo, que ata a la gente a cosas que nunca quiso ser. Situación jodida y complicada si las hay, tener una vida totalmente diferente (para peor) a la que uno planificó o soño...
Me gustó mucho el texto, aunque reconozco que me costó arrancar al ver que era bastante largo :P
Saludos.
Vale

Lara dijo...

Fede: Bieeeen, me encanta esa canción... conservese nomás y pase cuando quiera...

Cece: Muchas gracias, espero que te siga gustando lo que encuentres, jejeje... Bienvenida!

Vero: El humo llegó hasta acá, así que ni me imagino en Colonia lo que sería... salí con un pañuelo en la cara, por las dudas, jejeje...

Vale: Me alegro que te hayas decidido a leerlo! Hasta a mi me pareció largo cuando lo publiqué, quedó como un chorizo...
Y sí, nunca se termina como uno planea, pero a veces puede ser peor... yo pienso en los que se van del país buscando algo "mejor", y después se dan cuenta de que no era tan fácil... algunos se conforman igual, pero la angustia no se arregla con plata...

andal13 dijo...

En dos palabras: im presionante

Lara dijo...

Gracias, Andrea, por ser tan elocuente, jejeje...

Un beso

mArXelLa dijo...

que cuento Lara! me ha gustado mucho...te he dicho que me gusta como das fin a las historias? pues si, parece que logras cerrar el circulo perfecto...un beso!

Ana dijo...

Al fin algo parecido a la alegría! Publique estas cosas en su corazón, querida Lara!
Sentí un profundo alivio al final. Ojalá sea buena señal...

beso

Emma dijo...

hola. primera vez que paso. Me gustó mucho el cuento.

Lara dijo...

Bueno, veo que pegó el relato! jejeje

Marxella: ¡gracias por decirme eso! yo nunca quedo conforme con mis finales, que si sigo, que si cierro...

Ana: La alegría la tengo, no te preocupes, no siempre sé como expresarla. Pero en la literatura pasa mucho (y ahí ya me tiro de literata, jejeje). Es así, medio jodido... pero mi vida da muchas vueltas y algunas me salen bien...

Emma: Bienvenida y gracias, me alegro de que te haya gustado.

Besotes

Oruga Viajera dijo...

Muy lindo. Me gusta
Me esperaba algo rioplatense, pero me sorprendió con un escenario europeo puede ser?

Besoo

andal13 dijo...

Ah, sí suelo ser "escuetamente elocuente" algunas veces!!!!
Me encantó el relato, y me pasée con los personajes por las calles de Berlín o New York o Tokio o donde sea... más que por el bulevar, por los callejones de los sueños rotos, pero que quizás, conduzcan a la tibieza, o a la esperanza, o a...

Lara dijo...

Femina: Es... un cuento sobre el desarraigo, más que nada, y eso puede pasar en todos lados...

Andrea: Jajaja!, eso me pareció...

Berlin, Nueva York, Tokio... todas podrían ser escenarios de este cuento... es una ciudad como personaje, no siempre malo, que puede destruir sueños pero también reunir a las personas...

andal13 dijo...

Me encanta la idea de la ciudad como un personaje en sí mismo, y no como mero escenario.

Lara dijo...

Si, a mi me encantan por ejemplo las canciones que tratan de ciudades, por ejemplo. Además yo con Montevideo tengo una relación muy personal, jejeje...