jueves, 13 de noviembre de 2008

paloma

Una paloma cae por un ducto y aterriza en un baño. Suerte, piensa, por lo menos no me rompí los huesos. Y ahora.
Mira por dónde cayó, y vuela y choca. Está cerrado. No puede ser, aunque el golpe sea convincente. No puede ser.
La puerta del baño está abierta y ve luz. Pero es esa luz rara de algunos lugares, a los cuales, por suerte, nunca ha entrado antes. Pero hoy no hay suerte.
Vuela hacia una estantería. Hay estructuras así por todo el lugar. Pero no hay salida, y el lugar es enorme.
La paloma intenta no entrar en pánico. Intenta una llamada pero se ha quedado sin voz.
Hay humanos. La miran y hacen llamadas, la siguen. La paloma no entiende, pero por si acaso se mantiene alejada. Ellos son muchos más.
Hay una ventana. Ve luz de verdad, no de ésta que la está encegueciendo.
Otra vez, el choque es convincente. Y la paloma desespera. Ha saltado y revoloteado pero hay una barrera que no la deja subir. El techo es muy bajo y hay muchas estanterías.
Después de varias convicciones, decide pararse a descansar. Pero la ansiedad le gana y vuela, una y otra vez.
No hay salida. Y ella, que se ha convencido de que no hay salida, no quiere morir.
Aterriza en una estantería y ve un humano que está en silencio. Hace algo que no llega a entender. Y luego la mira.

La paloma está sentada cerca mío y me mira, o quizá mira mi bizcocho. Pobre bicho, ha caído en el peor lugar del mundo; aquí no hay salidas fáciles para palomas y debe estar angustiada. No sé qué sienten las palomas, pero miedo seguro que sí.
Agarro el último pedazo de bizcocho y lo dejo cerca de un portón que dice "salida de emergencia", aunque está trancado y nadie tiene la llave. Pero tiene unas pequeñas ventanitas, algunas con los vidrios rotos. Quizá las vea. Y con esa esperanza, me voy al baño.
Al volver al lugar, la paloma está comiendo las migas y no ha visto las ventanas. Cuando me ve llegar, se asusta y vuela. Otra vez hacia adentro.
Mala, mala suerte, paloma.

8 comentarios:

andal13 dijo...

Buenísimo el relato, buenísimo tu regreso...
Angustiante el relato, exultante tu regreso!!!!

Hay días en que me siento un poco paloma.

mArXelLa dijo...

Me has dejado pensando en la Paloma y en el Humano...mmm que bonito relato! Y es verdad hay ocasiones en los que indicamos la sálida porque el simple hecho de nuestra presencia es peligroso pero la paloma no la mira...e inconcientemente dejamos las migajas para que no vuele...mmm a veces me siento Humano!

hsm1967 dijo...

Buén relato,escribes muy bién no sé si te lo habrán dicho.

juan pascualero dijo...

Muy bueno... A veces me siento migaja... (Y bueno, es lo que me dejaron Andrea y Marxella)

Lara dijo...

Andrea: Síiii! Tiempo, es lo más precioso que tengo en este momento!
Hay veces en que me siento paloma también...

Marxella: Me alegra verte por aquí! Me gustó que dijeras que inconscientemente dejamos las migajas para que no vuele también... no lo había pensado así, pero es cierto...

Simplemente Hugo: Bueno, muchas gracias, me lo han dicho, sí, pero siempre es bueno que lo repitan, jajaja! Bienvenido!

Juan Pascualero: Bienvenido vos también, no sé si habías pasado, yo había leído tus comentarios en otros lados... Y sí, en esta obra no quedaron muchos papeles, a menos que quieras ser estantería, jejeje...

Besos a todos

andal13 dijo...

Estaría buenísimo armar una representación del texto...
Voy a ver cómo me armo el traje de paloma!

Julián Sick dijo...

La paloma representa, para los antiguos bosnios, el alfeizar de la paradoja existencial, es decir, y en breves palabras: la piojosa posibilidad de ser un minúsculo gandul a pesar de la ensayada subjetividad que nos conforma en la mirada de las clases dominantes o un acontecimiento que transversalice aquello de sacarle la grasa superficial al bowl con caldo que hay en la heladera.

Pero por lo demás estoy ampliamente de acuerdo. Incluso si entró al baño es porque tenía ganas. ¿Ganas de qué?

Lara dijo...

Andrea: El papel es tuyo!

Julián: ¿Entró porque tenía ganas? No, eso lo dudo...

Bienvenido al blog, igual, jejeje...