lunes, 18 de febrero de 2008

pequeño mundo

Bailar descalza lejos de casa, soñar despierta cosas sin gracia, patear el cielo con repugnancia, besar los suelos donde estoy acostada, y mi espalda descansa, y mis ojos miran decadentes estancias, y el olor a pasto me cambia la cara, y los esclavos escapan, y las cadenas no atan, y las vacas miran asustadas, y el cielo cae y se une a las comunes distancias, y pierdo la órbita marcada, y me meto en laberintos como jaulas, y salgo peleando con dragones y larvas, y me pasa el tiempo por las patas, y la vida es horas golpeadas, y la muerte no deja secretos bajo la almohada, y mis dientes muerden sábanas, mientras alguien me saca del alba, y no quiero gritos en mi alma, y no quiero cosas en la nada, y los sentimientos no alcanzan, y los pensamientos son sólo alarmas, y la lluvia cae y nadie la para, y me moja el vientre y me calma, y ni odio ni amor alcanzan para sacarme de esta cama, donde lo infinito tiene gusto a agua salada.

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