lunes, 7 de febrero de 2011

la cita

La vi antes de entrar al bar, sentada de costado en la silla, con la espalda apoyada en el ventanal. Miraba hacia la mesa, jugaba con un encendedor; me imaginé que estaba desesperada por salir a fumar.
Hacía dos días había decidido no insistir más. Esta era la última vez que le pediría un encuentro. Y no esperaba que viniera, me sorprendió tanto verla que estuve a punto de dar la vuelta, sin saber qué hacer cuando entrara, cuando me sentara frente a ella.
También me sentí cansado. No esperaba que viniera y de alguna manera hubiera sido un alivio. A pesar del dolor, allí se terminaría la cosa. Ahora tenía que pensar en ella otra vez, ya que estaba sentada en el bar, esperándome.
Entré temblando, como un niño asustado entra a ver a la directora de la escuela.
La saludé con un beso en la mejilla, ella me sonrió, me miraba con curiosidad. Solía mirarme así, como si actuara como un loco. Sonreía de medio lado, los ojos pícaros, no por eso menos alerta.
Pedí una cerveza, ella hasta el momento no había tomado nada. Tomamos la mitad en silencio, no dijimos ni una palabra, ni siquiera cuando salimos a la puerta a fumar. Ella se levantó, yo la seguí, y todo lo que hubo fue su mirada curiosa por encima de su hombro.
Cuando entramos, aún sin hablar, se sentó de frente, apoyando los codos en la mesa y la cara entre sus manos. Levantó las cejas como preguntándome para qué estábamos ahí.
Y entonces me di cuenta de que estaba loco, de que tenía toda la razón en mirarme así. De que había esperado este momento como si tuviera que definir algo, cuando en realidad nunca hubo nada que definir. Nos conocíamos, quise salir con ella, me atraía mucho, ella se negó, seguimos hablando, pero nunca más le había pedido nada. Seguimos hablando como meros conocidos, como si nada hubiera pasado, aunque para mí hubiera pasado todo, convencido de que iba camino a tenerla.
¿De qué quería hablarle cuando la invité al bar? ¿Qué era lo que tanto ansiaba decirle?
Me di cuenta de que me había olvidado. La cita era conmigo mismo.
Pero ella estaba allí, se reía de mí con la mirada. Me asusté de mis ganas de borrarle la sonrisa. Me asusté al ver que la odiaba por cosas que no me había hecho.
Negué casi imperceptiblemente con la cabeza. Ella parpadeó rápidamente varias veces, luego abrió mucho los ojos (recién ahí recordé cuanto me gustaba, la razón detrás de mis acciones), y finalmente se echó para atrás, mirándome desde la distancia, tratando de entenderme. Ya no se reía. Me caí; me caí del mundo.
Terminamos la cerveza. No dijimos nada. Se levantó y buscó en su bolso, siempre repleto de cosas, el monedero; quise decirle que no pero me ignoró y dejó la mitad del dinero al lado de mi vaso. Fue lo más cerca que la tuve esa vez. Me miró seria, sorprendida, quizás desilusionada. Me miró unos segundos, largos, luego me dio la espalda y salió del bar.
Me quedé sentado. Pedí un whisky. No iba a llorar, ni a lamentarme, ni siquiera a reprocharme la torpeza, la estupidez, mi falta hacia ella. Nada de eso tenía sentido ahora.
Salí unos momentos después.
Desde el ómnibus la vi, caminando un poco encorvada, con los brazos cruzados, como abrazándose. No le pude ver la cara. Esa fue la última vez.

8 comentarios:

GonSaa dijo...

me gustó mucho, creo que me veo un poco reflejado, en la torpeza emocional, quizás.
Me ha pasado empezar a hablar y en la mitad de la explicación darme cuenta del poco sentido de ésta, ya tarde obviamente y tirando todo a la basura.
en fin.
buen relato.
salud.

Lara dijo...

Si, lo de la torpeza también lo conozco demasiado bien.
Pero de alguna manera lo escribí para aflojar con la rabia que me dan algunas situaciones con algunos hombres; al fin y al cabo, también supe (sé) estar del lado que se hace la cabeza...

(Revisé lo que te contesté y vi que era demasiado personal. Así que reescribo siendo un poco menos específica :P )

laveron dijo...

en fin...(¡qué expresiva soy!)



beso, Lara!

laura

PD: a ver si nos juntamos...

andal13 dijo...

Cómo duele estar tan cerca y tan lejos. Y con la certeza de que los mundos paralelos jamás se cruzan.

Lara dijo...

Laura: En fin... me quedaré sin saber a qué te referís, o son demasiadas cosas? :P (después te escribo y arreglamos un día, hace mucho que no nos vemos)

Andrea: Me encantó lo de los mundos paralelos, es eso, eso mismo.

juan pascualero dijo...

Mundos paralelos y agradecidos. Gracias...

El poeta invisible dijo...

"Me asusté de mis ganas de borrarle la sonrisa. Me asusté al ver que la odiaba por cosas que no me había hecho. " ¡Te envidio por escribir eso! Un beso.

Anónimo dijo...

Termine por estos lares de casualidad y me atrajo el relato.
Recientemente estoy saliendo de una experiencia similar y la verdad que me senti plenamente identificado...