Reventar en un grito de alegria,
una bomba en un río.
Reventar en un grito de placer,
frente a tu pelo mojado.
Así, de repente,
extática,
caer como la lluvia que te trajo,
pensando en esa gota,
que te rodea el cuello.
Reventar de dolor,
en absoluto silencio,
cuando mis dedos pinten con tu boca
el agujero en el pecho
por el que vas desapareciendo.
sábado, 20 de marzo de 2010
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2 comentarios:
Dolorosamente bello...
Hermoso
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